Historia

Independencia de Centroamérica

Independencia de Centroamérica



Contrario a los sucesos de sublevación y resistencia que acontecieron entre los siglos XV y XVIII, la independencia de Centroamérica fue un proceso relativamente pacífico de 1821 a 1823.

Por supuesto, la llegada de la emancipación de la metrópoli española no fue una epifanía. Significó la conclusión de ese largo proceso de luchas iniciado más de 300 años antes, pero no tuvo un largo proceso de guerra civil como sucedió en casi toda América.

Quizá por este motivo el carácter popular y real de la independencia política, económica y social de Centroamérica con respecto a España fue desvirtuado y mediatizado por los grupos dominantes de peninsulares y criollos del Reino de Guatemala y sus provincias. Esto tuvo como resultado una Declaración de Independencia firmada el 15 de septiembre de 1821 que no produjo cambios en las estructuras político administrativas, pero abrió el camino a una libertad plena.

Ideas “importadas” desde Europa, y otras contradicciones

Las ideas de pensadores europeos del siglo XVII que defendían los derechos del hombre a la libertad y la autodeterminación calaron hondo en esta región del mundo. Asimismo, el ejemplo brindado por el recién constituido Estados Unidos al separarse del yugo británico en 1776, la Revolución Francesa de 1789 y movimientos insurreccionales en América del Sur allanaron el camino.

Pero uno de los catalizadores para el separatismo centroamericano fue el movimiento independentista mexicano. El Plan de Iguala, firmado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, estipuló la independencia mexicana, la unión de todos sus habitantes sin diferencia alguna y la garantía de oficializar la religión católica.

Estos acontecimientos repercutieron rápidamente en la provincia de Chiapas que se anexó a México conforme al Plan de Iguala. Perdía así su primer territorio el Reino de Guatemala.

A lo interno, las cosas no andaban mejor. Por un lado estaban las familias aristocráticas y de terratenientes, herederas de los privilegios coloniales. Además, los viejos peninsulares, el alto clero y los funcionarios más importantes.

Por otro lado, estaban los criollos e inmigrantes forjadores de nuevas actividades comerciales que resentían la imposición excesiva de impuestos, las limitaciones en la libertad de comercio y su exclusión en la ubicación de puestos clave. Asimismo, se encuentran las políticas centralizadoras de la monarquía borbónica, que excluyeron a los criollos de cargos públicos e impusieron una estricta política de tributos y monopolios que generaban disgustos en la población.

La marginación de las clases populares, unido a ejercicios de periodismo difusores de pensamientos libertarios como los del doctor Pedro Molina y del sabio don José Cecilio del Valle, supusieron diferencias irreconciliables con España.

Independientes, al fin

Tras los acontecimientos de Chiapas, en el Reino de Guatemala los pobladores comenzaron a clamar por la independencia ante el Palacio de Gobierno el 13 de septiembre. El capitán general convocó a una reunión el día 15 con diversas autoridades para tratar de controlar la situación.

Buscaba evitar una declaración de independencia sin su control. Los 56 personajes invitados a la reunión conocieron los comunicados enviados de Chiapas e iniciaron los debates, en los que se destacaron posiciones conservadoras como las de José Cecilio del Valle, quien afirmó que era precipitado pronunciarse por la independencia y propuso una serie de medidas dilatorias.

Otros invitados plantearon la posibilidad de anexarse a México, pero la presión del pueblo reunido en la plaza y alrededor del Palacio, influyó un poco en la decisión de no anexión y de hacer efectiva la declaración de independencia, que fue urgida por uno de sus principales defensores, el nicaragüense Miguel de Larreynaga.

Después de agotados los debates, se pasó a la votación y aprobada la independencia se recomendó a José Cecilio del Valle la redacción final del Acta.

Es así que se decretó el Acta de Independencia de España. Y aunque solo recogía al Reino de Guatemala y mantenía los privilegios de la clase dominante, su firma fue un paso significativo.

Nicaragua se entera

A la ciudad nicaragüense de León llegó la declaratoria de independencia el 22 de septiembre. La Diputación Provincial desaprobó el hecho y dieron su apoyo a las autoridades coloniales.

Pero el Ayuntamiento se negó a aceptar esa actitud servil y convocó a una reunión el 28 de septiembre, de la cual surgió el famoso documento conocido como el Acta de los Nublados, redactado con el propósito de darle tiempo a España para que retomara sus posiciones y sofocara los movimientos independentistas, aunque sí aprovecharon la situación para romper de forma absoluta con la capital del Reino y sacar a flote sus deseos de formar una Capitanía General en León.

Además, acordaron tomar medidas eficaces para la conservación del orden previendo el descontento popular por las decisiones expresadas en dicha Acta.

A la ciudad de Granada llegó la noticia de la Independencia el 2 de octubre, a través de las Actas de Guatemala y León. Después de haber realizado un cabildo extraordinario, se acordó pronunciarse a favor del Acta del 15 de septiembre y rechazar el Acta de León. Con esta decisión afloraron las contradicciones entre dichas ciudades, que desembocaron en la Guerra Nacional.

En Masaya la noticia de la Independencia se recibió el 2 de octubre pero no se llegó a ninguna resolución hasta que dos días después se conoció lo acordado en Granada y decidieron adoptar la misma posición. Sin embargo, el 16 de octubre, cuando en Masaya se recibió copia del Acta de la Diputación Provincial del 11 de octubre, por medio de la cual se acordaba la anexión a México, cambiaron su decisión y se pronunciaron a favor del Plan de Iguala, tal como lo había hecho León.

En Rivas, el Acta del 15 de septiembre y el Acta de los Nublados llegaron el 4 de octubre pero el Ayuntamiento no llegó a ningún acuerdo con respecto a la independencia.

Solo realizaron una reunión con las autoridades de San Jorge, Potosí y la Isla de Ometepe, quienes se limitaron a solicitar mayor información a Guatemala y a rendir las gracias a León por su decisión.

Independencia absoluta

La Diputación Provincial de León había acordado el 11 de octubre de 1821 anexarse a México, con el apoyo del clero. Incluso el obispo García Jerez había ordenado que los curas de sus diócesis hicieran lo mismo, por lo que los sacerdotes de la ciudad de Granada el 21 de octubre juraron la anexión, a diferencia del párroco de Granada, José Antonio Chamorro, quien emitió una proclama instando a sus conciudadanos a mantener la posición de Guatemala.

Esta situación incrementó una serie de conflictos que desataron una fuerte crisis política entre las autoridades de León y Granada, que casi se convierte en una guerra civil y que se mantuvo hasta finales de enero de 1822 cuando se tuvo la noticia que la Junta Provisional Consultiva de Guatemala había decidido el 5 de enero que Centroamérica se anexara al Imperio Mexicano.

Sobre este período, la historiadora Frances Kinloch, en la Revista de Historia número uno de la Universidad Centroamericana, señala que “el 9 de octubre, Granada tomó nuevamente la iniciativa. Esta vez, ya emerge la figura de Cleto Ordóñez como líder popular, lográndose apoderar del Cuartel de Armas; sin embargo, aún no se contaba con el grado de organización necesaria para retener el control de la ciudad y fueron desalojados el día siguiente”.

El 16 de enero de 1823, por la noche, el jefe militar Cleto Ordóñez condujo nuevamente a las fuerzas populares al asalto del Cuartel de Granada, deponiendo a las autoridades, apresando al Coronel Crisanto Sacasa y proclamando un gobierno republicano basado en la igualdad absoluta de los ciudadanos. Rechazó además la anexión a México y se autonombró Comandante de Armas.

Según afirma Aldo Díaz Lacayo en el libro Gobernantes de Nicaragua 1821-1956, “a partir de entonces Cleto Ordóñez participó en forma destacada en todas las luchas militares que se dieron en Nicaragua a favor de una independencia efectiva de Centroamérica”.

La anexión de Centroamérica a México terminó con la caída del Emperador Iturbide en 1823.

Así, el 1 de julio de 1823, el Congreso reunido en la ciudad de Guatemala proclamó la independencia absoluta de Centroamérica y se declaró en Asamblea General Constituyente, así como también se formaron las “Provincias Unidas del Centro de América” como una nación soberana, libre e independiente.

El 22 de noviembre de 1824 se emitió la Constitución de la nueva república que se llamaba oficialmente Federación de Centroamérica. El período colonial comenzó entonces a convertirse en historia.

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